PEÑA CASTIL 2444 m.
Aunque no hemos parado de hacer rutas en agosto, además de la salida a Gredos, hemos vuelto a la rutina de las dos rutas oficiales al mes. Y la primera ha sido de Media Montaña, a Peña Castil. El sábado se presentaba radiante en Picos, ideal para hacer fotos, pero demasiado caliente para hacer la ruta. Tras dejar el autobús en la Curvona de Sotres, nos dirigimos hacia Pandébano. Por la pista, como siempre, tragando el polvo que levantan los vehículos que pasan. Ya en el collado, nos encaminamos hacia la Canal de Las Moñas. No corría ni una brizna de aire y ya hacía bastante calor. Por suerte, una vez llegados a la majada, empezamos a sentir una ligera brisa. Al llegar a Cabeza Los Tortorios, el espectáculo que se presentaba a nuestros ojos bien merecía el esfuerzo realizado: Peña Castil, Urriellu y su Neverón, sin menospreciar El Valle del Agua, que se hundía a nuestra derecha. Pero aún había que subir al pico. Arriba, las vistas, también, inmejorables: además del corazón del Macizo Central, el Oriental casi a la mano, con su inconfundible Morra de Lechugales. La bajada, por la Canal de Fresnedal, para descansar las piernas. Y ya en las Vegas del Toro, regreso hacia Sotres.
Aunque no hemos parado de hacer rutas en agosto, además de la salida a Gredos, hemos vuelto a la rutina de las dos rutas oficiales al mes. Y la primera ha sido de Media Montaña, a Peña Castil. El sábado se presentaba radiante en Picos, ideal para hacer fotos, pero demasiado caliente para hacer la ruta. Tras dejar el autobús en la Curvona de Sotres, nos dirigimos hacia Pandébano. Por la pista, como siempre, tragando el polvo que levantan los vehículos que pasan. Ya en el collado, nos encaminamos hacia la Canal de Las Moñas. No corría ni una brizna de aire y ya hacía bastante calor. Por suerte, una vez llegados a la majada, empezamos a sentir una ligera brisa. Al llegar a Cabeza Los Tortorios, el espectáculo que se presentaba a nuestros ojos bien merecía el esfuerzo realizado: Peña Castil, Urriellu y su Neverón, sin menospreciar El Valle del Agua, que se hundía a nuestra derecha. Pero aún había que subir al pico. Arriba, las vistas, también, inmejorables: además del corazón del Macizo Central, el Oriental casi a la mano, con su inconfundible Morra de Lechugales. La bajada, por la Canal de Fresnedal, para descansar las piernas. Y ya en las Vegas del Toro, regreso hacia Sotres.
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