lunes, 9 de julio de 2012

PEÑA AMAYA
8 de julio de 2012

Ya hacía tiempo que queríamos hacer esta marcha y, por fin, llegó el momento de visitar la emblemática Peña Amaya, la que fue en la Edad Antigua bastión de los cántabros y que tanta importancia ha tenido a lo largo de la historia debido a su estratégica posición prominente sobre la inmensa llanura.
        La ruta la iniciamos en el hoy burgalés pueblo de Amaya. Por  pista nos acercamos hasta la trinchera abierta en la roca que da acceso a la peña. Disfrutando el aroma de tomillo y otras hierbas, nos aproximamos hacia las ruinas del castro, que, aparentemente, no son más que un montón de grandes piedras. Para ver las formas circulares e imaginarnos el antiguo poblamiento no había más que ascender a la primera peña: El Castillo, que debe su nombre a la fortaleza que allí se ubicó. Las vistas sobre la inmensa llanura castellana confirmaban la importancia como atalaya y lugar de defensa que tuvo Peña Amaya a través de la historia.
           Tras descender al Collado Valdeamaya (que recuerda la brecha de Roldán en Pirineos), bordeamos la casi inexpugnable Muela en busca de la subida. Al otro lado del valle, la peña gemela, Albacastro.
Una vez arriba, recorrimos  la altiplanicie hasta el extremo noreste, donde está el punto culminante a 1.377 m de altitud y allí, la foto de grupo, como es de rigor.
          Desde allí, por todo el cortado,  disfrutando de las hermosas vistas,  nos dirigimos a otro de los escasos puntos de acceso a la peña, por el que descendimos.
El regreso lo hicimos bordeando toda La Muela bajo los impresionantes farallones y con toda la llanura a nuestros pies.
La comida, en el collado con sol y sombra, al gusto del consumidor. Y, bordeando El Castillo, de vuelta para Amaya.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.