Tras la mala racha de fines de semana anteriores con tiempo desastroso, por fin, tuvimos un día radiante. Y de este modo, despedimos el calendario de rutas. La elegida fue al Buciero y las vistas que pudimos disfrutar: del mar, de los montes circundantes y de los del Alto Asón, fueron insuperables.
La ruta por breve y sencilla no dejo de ser una maravilla, con los agrestes acantilados y los bosques ensoñadores.
Y después de lo bucólico, llegó el festejo, ya que celebrábamos la comida fin de año. Así que, nos fuimos para Rasines a disfrutar de un agradable momento de grupo, con la alegría añadida de los integrantes más jovencitos del GMC.
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