AIZKORRI 1528 m.
(30-5-10)
En esta ocasión la climatología no quiso aliarse con nosotros y lo que se prometía una jornada soleada, se transformó poco a poco en un día de niebla.
Hasta Urbía pudimos disfrutar del sol y, al llegar allí, de la visión de esas maravillosas campas, así como de todo el cordal. Pero, a medida que íbamos subiendo, la niebla iba bajando. Por suerte es una ruta que está muy bien marcada (sólo viendo la roca pulida por el paso de tantos montañeros bastaría) y los guías la conocemos muy bien.
En la cumbre, las fotos de rigor y para abajo, el cordal lo dejamos para otro día.
Y la bucólica idea de comer junto al arroyo, a la sombra de los árboles, tal como habíamos hecho el sábado anterior, cuando fuimos algunos a “repasarla”, se quedó en un sueño. Eso si, los árboles nos guiaron perfectamente hasta la bendita fonda, donde comimos, con la ventaja de poder tomar un café o un chupito, sin haber tenido que portearlo.
Dejamos Urbía y para abajo por el maravilloso bosque. Allí, aprovechamos para visitar el santuario, que gustará o no, pero no cabe duda, que merece la pena conocerlo.
Hasta Urbía pudimos disfrutar del sol y, al llegar allí, de la visión de esas maravillosas campas, así como de todo el cordal. Pero, a medida que íbamos subiendo, la niebla iba bajando. Por suerte es una ruta que está muy bien marcada (sólo viendo la roca pulida por el paso de tantos montañeros bastaría) y los guías la conocemos muy bien.
En la cumbre, las fotos de rigor y para abajo, el cordal lo dejamos para otro día.
Y la bucólica idea de comer junto al arroyo, a la sombra de los árboles, tal como habíamos hecho el sábado anterior, cuando fuimos algunos a “repasarla”, se quedó en un sueño. Eso si, los árboles nos guiaron perfectamente hasta la bendita fonda, donde comimos, con la ventaja de poder tomar un café o un chupito, sin haber tenido que portearlo.
Dejamos Urbía y para abajo por el maravilloso bosque. Allí, aprovechamos para visitar el santuario, que gustará o no, pero no cabe duda, que merece la pena conocerlo.
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